
¿Cómo vincularse emocionalmente con la pareja?
En toda relación amorosa el deseo de sentir comprensión, cuidado y conexión emocional con la pareja está presente de manera constante, sin embargo, mantener esa conexión profunda a lo largo del tiempo requiere algo más que el sentimiento espontáneamente denominado amor: demanda presencia, comunicación, autoconocimiento y una disposición continua a crecer juntos.
En este artículo te comparto algunas claves que pueden ayudarte a comprender mejor cómo fortalecer el vínculo emocional en tu relación de pareja.
1. Conocerse a uno mismo para encontrarse con el otro
Cada miembro de la pareja es importante, por lo que la autocomprensión es fundamental, es decir, en primera instancia identificar lo que sentimos, necesitamos y deseamos para luego expresarlo; este ejercicio de introspección permite que cada persona se vincule desde su autenticidad, en lugar de esperar que el otro “adivine” lo que pasa, lo que daría lugar a esperas tortuosas o a malentendidos que socaban el bienestar en la relación.
Conocernos nos permite la diferenciación emocional, lo que desde luego, no implica alejarse, por el contrario, saber quiénes somos nos permite acercarnos desde un lugar más sano y menos reactivo, de esta manera, la relación se vuelve un espacio donde ambos pueden crecer y reencontrarse.
2. El compromiso se cultiva día a día
La satisfacción en pareja no depende solo del amor, son necesarios también la tranquilidad emocional, la estabilidad económica, la confianza mutua y la expresión cotidiana del cariño.
Asimismo, el compromiso no es solo una promesa, es una práctica constante que se expresa en el respeto, la solidaridad y la capacidad de hablar con honestidad incluso en los momentos difíciles, en este sentido, son importantes pequeños-grandes gestos como preguntar cómo estuvo el día del otro, compartir tareas o mostrar afecto, ya construyen el terreno sobre el cual florece el vínculo emocional.
3. Reír juntos también es cuidar el amor
El humor también es un recurso para conectar y sanar, reír juntos no solo aligera las tensiones, sino que refuerza la complicidad y la conexión emocional. El humor crea un espacio de complicidad y confianza donde es más fácil hablar de los desacuerdos sin escalar el conflicto, por esto, cultivar el disfrute compartido a través de bromas, juegos y momentos espontáneos puede ser tan importante como las conversaciones profundas.
4. Regular las emociones y expresarlas asertivamente
Un aspecto que en ocasiones se pasa por alto pero que cada vez cobra más relevancia es el de la regulación emocional, reconocer lo que sentimos, expresarlo sin herir y actuar con conciencia es fundamental para construir vínculos sanos. El periodo de la adolescencia suele ser uno propicio para poner en práctica esta habilidad, no obstante, en cualquier momento de la vida es posible fortalecer nuestra capacidad para regularnos emocionalmente.
Cuando no regulamos nuestras emociones, podemos caer en patrones nocivos para las relaciones y para nosotros mismos, ejemplos de estos comportamientos pueden ser gritar, retraernos, herir o desconectarnos, de otro lado, cuando aprendemos a gestionar lo que sentimos, se abre la posibilidad de comunicarnos con respeto, empatía y apertura, lo que favorece un vínculo seguro, donde ambos se sienten escuchados y validados.
5. Pasar del enamoramiento al amor más consciente
El amor no siempre es como en las películas, pero muchas veces se cree que es así, por lo que podemos comenzar las relaciones desde la idealización. Con el tiempo vamos descubriendo errores del otro, y eso puede generar frustración o distancia.
Este proceso también puede ser una oportunidad, ya que aprender a amar al otro tal como es, con virtudes y defectos, transforma el enamoramiento en un amor más real en el que serán fundamentales habilidades comunicativas claras, capacidad de negociación y disposición para resolver conflictos de manera respetuosa.
6. Resignificar nuestras carencias para poder vincularnos
Por último, es importante considerar que a veces lo que dificulta la conexión emocional no es la otra persona, sino nuestras propias creencias y heridas, por ejemplo, las carencias afectivas no resueltas pueden afectar nuestra capacidad para vincularnos .
Si sentimos miedo al abandono, inseguridad o una necesidad constante de aprobación, es probable que estos patrones aparezcan en la relación. En estos casos, el trabajo terapéutico puede ser un gran apoyo, resignificar creencias limitantes y sanar nuestras heridas nos permite construir vínculos más libres, conscientes y amorosos.