El duelo por ruptura de pareja: un camino hacia la aceptación y la reconstrucción

Aceptar que una relación ha terminado no es fácil ya que la pérdida representa la ausencia de la persona con quien compartimos momentos significativos y también de los proyectos juntos. Ante estas pérdidas se vive un duelo que, aunque doloroso, es un mecanismo natural que nos permite procesar, encontrar sentido en la experiencia y avanzar hacia una nueva etapa de nuestra vida.

Para superar la ruptura es importante reconocer que el dolor es real y válido, que las emociones que surgen tales como tristeza, ira, confusión o ansiedad son reacciones naturales ante una pérdida importante, ignorarlas o reprimirlas va a prolongar o a aumentar el sufrimiento, por esto es necesario permitirnos sentir y expresar las emociones que estemos viviendo. Llorar, hablar con amigos, familiares de confianza o buscar apoyo en un terapeuta son formas saludables de canalizar el dolor.

Aceptar la magnitud de la pérdida es otro aspecto relevante, reconocer la ausencia de la pareja y la disolución de un estilo de vida compartido abonará el camino para comenzar a construir una vida con propósito nuevamente.

Comprende el proceso del duelo

El duelo por una ruptura, como el duelo por otras situaciones, suele implicar diferentes momentos que no ocurren de manera lineal, saber sobre ellos nos puede ayudar a entender lo que sentimos durante el proceso.

La elaboración del duelo tras una ruptura amorosa implica enfrentar el impacto inicial de la pérdida, este paso puede traer un aturdimiento y choque en los que es común experimentar una mezcla de emociones y sensaciones intensas que, en algunos casos, son aparentemente contradictorias, como incredulidad, ansiedad, vacío y hasta apatía, con ellas amortiguamos un poco el dolor inmediato. Aquí es importante asimilar el impacto de la pérdida.

Posteriormente puede aparecer la negación, que suele caracterizarse por la dificultad de aceptar la realidad de la ruptura mediante conductas como distracciones excesivas, hiperactividad o incluso aislamiento para minimizar la pérdida y evitar el dolor. Aquí es importante reconocer y validar la magnitud de la pérdida.

Atravesar estos momentos no implica eliminar el dolor de inmediato, sino empezar a asimilar nuestra realidad de manera que podamos dar pasos hacia la conexión e integración emocional, en las que vivimos desde el reconocimiento de emociones y pensamientos para dar paso al crecimiento y la transformación  en la cual se reconstruyen significados y se toman nuevas decisiones.

Cuídate para sanar

Durante el duelo es común tener pensamientos que intensifican el dolor, éstos pueden provenir de la autoculpabilización, la idealización de la ex pareja y la catastrofización del futuro. Identifica estos pensamientos y revisa su validez, respóndete si realmente reflejan la realidad o si hay otras formas de interpretar la situación, fortalece una perspectiva más equilibrada.

De igual manera, en este proceso puedes agotarte tanto emocional como físicamente, por lo que el cuidado personal debe ser prioridad, aliméntate bien, duerme lo suficiente, mantén actividad física y ocúpate de a actividades que te brinden placer y te ayuden a recuperar el equilibrio.

También presta atención al contacto social, habla con personas de confianza, participa en actividades grupales o simplemente mantente en contacto con seres queridos que te permitan sentirte con apoyo y compañía.

En ocasiones buscar ayuda profesional puede ser necesario, especialmente si el duelo se prolonga o se siente abrumador, estos procesos te permitirán crear, identificar o fortalecer tus recursos para hacer frente a la experiencia de duelo.

Reconstruye tu vida

El objetivo final del duelo no es olvidar, sino integrar la experiencia y aprender de ella, a medida que aceptamos la pérdida, se abre la oportunidad de construir una nueva vida. Redefinir nuestras metas, explorar nuevos intereses y proyectos y fortalecer nuestra relación con nosotros mismos son pasos esenciales en esta etapa y aunque al principio puede parecer difícil, este proceso nos lleva a descubrir una versión más resiliente e integrada de nosotros mismos.

Cada duelo es único, y el tiempo que necesitamos para sanar depende de nuestra historia personal y de las circunstancias de la ruptura, puede haber días de avances y días de retrocesos, pero cada paso cuenta en el camino hacia la construcción de este nuevo sentido de identidad personal.

El dolor de una ruptura es real y también lo es nuestra capacidad de superarlo, necesitas paciencia, autocompasión y estar en apertura para nuevas oportunidades que la vida traiga.

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