
La resiliencia es la capacidad de volver al equilibrio y posibilita una reacomodación en situaciones adversas.
Para favorecerla:
Establece relaciones: acepta ayuda cuando la necesites y brinda ayuda cuando puedas.
Reconoce las oportunidades que hay en las crisis: siempre hay alternativas para interpretar los eventos.
Acepta el cambio como parte de la vida: a veces podemos ser resistentes al cambio, sin embargo, éste siempre está presente en la vida, es algo natural.
Ve hacia tus metas: trázate metas realistas y avanza hacia ellas con acciones.
Fortalécete: reconoce tus habilidades y los aspectos que te fortalecen, por ejemplo, los vínculos con personas queridas, la espiritualidad, entre otros.
Mantén las cosas en perspectiva: todo pasa, nada es permanente. Mantén una visión realista en lugar de una catastrófica. Trata de ver todo en contexto.
Cuida de ti: realiza actividades que disfrutes, que te aporten tranquilidad y te relajen, que te enriquezcan.
Si haces esto te será más fácil saber cuándo estar en contacto y cuándo retirarte, de igual manera tendrás más herramientas para tomar acciones frente a situaciones problemáticas, nutrir tus vínculos y confiar en los demás y en ti.
Muy importante: busca ayuda cuando sea necesario.
¡Permítete estar en balance!